Detrás de una sala de control, como la sala de mando de una gran cadena de montaje o el centro de control de un aeropuerto, había todo un despliegue gigantesco de servidores informáticos y de maquinaria para hacer posible que fuera operativa. Hoy, muchas salas de control guardan sus datos en la nube y operan por internet. Lo que las hace más rápidas y eficientes.
Una sala de control es una instalación que permite monitorizar en tiempo real los procesos, permitiendo realizar ajustes adaptados a los acontecimientos.
Cualquier proyecto humano requiere la realización de ajustes. Una cosa es cuando haces un plan sobre el papel y otro cuando lo llevas adelante. Da igual que sea la realización de un espectáculo, la fabricación de aparatos electrónicos o mandar un cohete al espacio. Aunque gran parte del proceso esté robotizado, siempre es necesario ajustar las acciones para alcanzar el objetivo.
Hay procesos en los que los ajustes deben ser instantáneos. Si no se corre el riesgo de que una parte del trabajo realizado se eche a perder. Con frecuencia hay que manejar una gran cantidad de datos y variables, por lo que el proceso de monitorización y toma de decisiones se hace complicado. Aquí entra en juego el diseño y equipamiento de la sala de control. Al frente de toda sala de control hay un humano. Da igual que todo esté mecanizado. Que se utilice inteligencia artificial. No se le pueden exigir responsabilidades a un ordenador. El hombre en última instancia es el responsable de que todo salga bien.
Los ingenieros industriales de S.I.G. (Servicios Industriales de Gestión S.A.), una empresa madrileña con más de 35 años de experiencia en el montaje, equipamiento y mantenimiento de salas de control, nos dicen que estas instalaciones han cambiado mucho en las últimas décadas. En ellas se utilizan los últimos avances tecnológicos. Como el almacenamiento de datos en la nube. Esto permite que se pueda instalar una sala de control donde antes parecía imposible. Haciendo que sea totalmente operativa.
Echamos un vistazo al pasado, presente y futuro de las salas de control.
La sala de control del Apolo 11.
En el verano del 2019, la N.A.S.A., tal y como nos cuenta la revista digital La Voz de América, restauró la sala de control del centro espacial Johnson, en Houston (Texas) desde la que se dirigió el lanzamiento del Apolo 11, en el que viajaban los astronautas Neil Armstrong y Edwin Aldrin, los primeros humanos en poner los pies en la luna. Hoy, el centro de control de Houston es un museo abierto al público.
Esta decisión la tomó la N.A.S.A. como parte del conjunto de actividades que se realizaron para conmemorar el 50 aniversario de la llegada del hombre a la Luna.
Sorprende como en 1969 ya se utilizaba la informática con un cierto nivel de desarrollo. En la pared frontal, frente a dos hileras de mesas largas equipadas con monitores de televisión, de ordenador y equipos de radio, había un panel gigante en el que aparecían reflejados datos meteorológicos del interior y exterior de la nave espacial, como la temperatura y la presión atmosférica. En tiempo real, se recogían datos relativos al funcionamiento de los motores del cohete. Había un equipo de radio y de imagen con potencia suficiente como para emitir señal desde la luna. No muy lejos de la sala, había un edificio de máquinas que permitía que todo funcionara correctamente.
La llegada del hombre a la luna obedece a una decisión firme del gobierno de Estados Unidos y del Ministerio de Defensa (el Pentágono), por hacer que esto fuera posible. En 1961, el presidente John Fitzgerald Kennedy destina miles de millones de dólares a la financiación del programa espacial Apolo. Se necesitan casi 9 años y algún que otro fracaso para hacer que se haga realidad.
En plena Guerra Fría, la U.R.S.S. se ha lanzado a la conquista del espacio. Esto coge a EE.UU. en pañales. Tras varios años de estar a la cola de los soviéticos en la carrera espacial, los norteamericanos concentran en el desierto de Texas todos los medios tecnológicos que tenían a su alcance, sus mejores científicos y los mejores pilotos militares, para hacer que la llegada a la luna sea un hecho.
Hoy, viendo la sala de control del Apolo 11, a muchos les puede parecer que están en el escenario de una película antigua de ciencia ficción de serie B. Sin embargo, no hace tanto tiempo, apenas medio siglo, aquella era la tecnología más avanzada que había en el mundo.
Las salas de control modernas.
En menos espacio del que ocupaba la Sala de Control de Houston, que se utilizaba para monitorizar un único aparato, el Apolo 11, se utiliza hoy en día para controlar el tráfico de toda la Comunidad de Madrid. Una provincia por la que circulan a diario 1.853.000 vehículos por 2.568 kilómetros de vía transitable.
La revista de la D.G.T. «Seguridad Vial» informa que Tráfico dispone de 8 centros de control en todo el territorio nacional. Desde ellos se controlan un total de 1704 cámaras, 2476 centrales de toma de datos meteorológicas y 2.407 paneles de mensajes variables.
Es sorprendente como en tan poco espacio se puede controlar el tráfico de todo un país. Sin embargo, no se necesita más. Las salas de control actuales están dotadas de los más avanzados sistemas de software y hardware.
En estos momentos, el tráfico y análisis de datos se ha convertido en uno de los activos más importantes de la economía y de la sociedad. Tecnologías de inteligencia artificial como Big Data manejan millones de datos en décimas de segundo, los cruzan y son capaces de tomar decisiones. Las salas de control de la actualidad trabajan a pleno rendimiento las 24 horas del día, los 365 días de la semana, facilitando, como nunca se ha hecho, la toma de decisiones de manera instantánea.
Todo indica que a medida que vaya avanzando la tecnología, la eficacia de estas instalaciones irá en aumento.
Sectores en los que se utilizan salas de control.
Para que nos hagamos una idea de lo importante que son las salas de control, nada mejor que echar un vistazo a la realidad. Estos son algunos sectores en los que su presencia se ha vuelto imprescindible:
- Industria Petroquímica: Se encargan de la supervisión de procesos de producción, monitoreo de la seguridad en plantas y refinerías, control de temperatura y presión, gestión de alarmas y emergencias, etc.
- Energía eléctrica: Las salas de control monitorizan y dirigen las subestaciones eléctricas, gestionan la distribución de electricidad, supervisan los generadores y transformadores eléctricos y detectan fallos en las instalaciones.
- Industria nuclear: La sala de control de una central nuclear es uno de los puntos más importantes, si no el principal de toda la central. Desde ella se controlan los reactores nucleares, se gestiona la seguridad y los niveles de radiación, y se hace un seguimiento de parámetros críticos, prevención y respuesta ante incidentes.
- Tráfico aéreo: En los aeropuertos, desde los centros de control se efectúa la supervisión del tráfico aéreo, se lleva el control de vuelos y pistas, se gestionan las torres de control y se vela por la seguridad dentro del aeropuerto.
- Telecomunicaciones: Desde las salas de control se supervisan las redes de telecomunicaciones, se gestiona el tráfico de datos, y se detectan y resuelven fallos y averías.
- Seguridad y vigilancia: En las salas de control de seguridad se efectúa un monitoreo de sistemas de videovigilancia, control de accesos, gestión de alarmas, supervisión de patrullas y respuesta ante emergencias.
- Centros de datos: La gestión de datos informáticos también se dirige desde salas de control. En ellas se realiza la supervisión de servidores y sistemas, control de temperatura y humedad de las instalaciones físicas, gestión de copias de seguridad, monitoreo de redes, etc.
- Industria química y farmacéutica: En las plantas de producción de estas industrias hay salas de control que monitorizan todo el proceso, supervisan las reacciones químicas y ponen en marcha los protocolos de seguridad.
- Gestión de edificios: En muchos edificios públicos y privados encontramos salas de control desde las que se gestionan los sistemas de climatización, supervisan las instalaciones eléctricas, las medidas de seguridad contra incendios y gestionan la respuesta ante alarmas de emergencia.
- Control del medioambiente: Estas salas monitorean la calidad del aire y del agua, la gestión de vertidos y residuos, el seguimiento de niveles de contaminación y la gestión de parques eólicos y solares.
En el futuro se espera que las salas de control estén cada vez más automatizadas. Que funcionen con sistemas inteligentes que les permitan controlar ciertos procesos de forma autónoma. Pudiendo tomar decisiones ante imprevistos de manera inmediata.
La seguridad cibernética y el desarrollo de la inteligencia artificial son, sin duda, dos aspectos que van a marcar el futuro de las salas de control. La toma de decisiones basada en la gestión de datos y la protección de los mismos van a ser dos cuestiones clave para aumentar la eficacia de estas instalaciones. Sin olvidar nunca, que la responsabilidad en última instancia recae sobre el hombre.