Es inevitable. El paso del tiempo deja secuelas en el cuerpo. Van más allá de unas simples arrugas, de la irrupción de manchas en la piel o de la aparición de canas. Los pómulos se destensan y perdemos volumen en algunas partes de nuestro rostro. Lo intentamos resolver con la cosmética reparadora o con la medicina estética. Ahora, los cirujanos plásticos recurren a terapias no invasivas para resolver muchos de estos problemas, evitando así, una intervención quirúrgica.
La medicina estética emplea productos naturales como el colágeno como el ácido hialurónico.
Estos dos elementos los genera nuestro cuerpo de forma natural por medio de unas células llamadas fibroblastos que están repartidas por todo el organismo. El colágeno cumple la función de mantener los tejidos unidos, proporcionándoles flexibilidad. El ácido hialurónico es un lubricante que cumple funciones reparadoras y evita fricciones en las articulaciones.
Cuando somos niños y adolescentes, el cuerpo produce estos elementos en grandes cantidades. Se nota en la rapidez en la que nos recuperamos de las heridas o en esa luminosidad que desprendemos en el rostro. A partir de los 25 o 30 años, la producción empieza a reducirse y va cayendo paulatinamente a medida que nuestra edad avanza. Es algo natural, le sucede a todos los seres vivos.
La corriente que ha tomado una parte de la medicina estética consiste en proveer a nuestro cuerpo de aquellos elementos naturales y reconstituyentes, que hemos dejado de producir o lo hacemos de manera insuficiente.
Los investigadores de Mediglobal, un proveedor y distribuidor de tratamientos para la medicina estética y dermatológica, señalan, que en estos momentos, muchos especialistas en medicina estética apuestan por procedimientos no quirúrgicos y terapias no invasivas para que el cuerpo se rejuvenezca.
Se utilizan infiltraciones de productos biocompatibles y reabsorbertes para restaurar áreas dañadas o para estimular la regeneración natural de las mismas.
El envejecimiento va más allá de las arrugas.
Tal vez prestamos demasiada atención a las arrugas que van apareciendo en nuestro rostro, pero como señala un artículo de la BBC, el paso del tiempo deja otras manifestaciones que afectan a nuestra apariencia. Estas son tres de ellas:
- Pérdida de grasa facial. El rostro del ser humano está plagado de pequeños compartimentos de grasa. Unos más superficiales y otros más profundos. Son como pequeñas bolsitas repartidas por toda la cara, sobre todo en las mejillas y en la frente. Por eso los niños cuando son pequeños tienden a lucir mofletes pronunciados. Su rostro es más redondeado. Esa grasa, con el paso de los años, es reabsorbida. Es independiente al aumento o pérdida de peso del individuo. Se trata de un fenómeno natural. Nuestra cara, a medida que vamos envejeciendo, se va afinando.
- Reabsorción ósea. Un proceso similar sucede con los huesos. Hasta llegar a la edad adulta, el esqueleto del hombre se va formando. Va creciendo, cogiendo fuerza y solidez. A partir de ese momento, la absorción ósea se hace predominante sobre la regeneración, y lo irá haciendo cada vez más, a medida que pasen los años. Sucede en todo el esqueleto, por eso es frecuente sufrir de osteoporosis en la tercera edad. Nuestro rostro está formado por millones de pequeños huesos. Su desgaste se hace más evidente y se deja ver en nuestro aspecto. Observamos como a medida que nos vamos haciendo mayores, los rasgos faciales son más pronunciados, más puntiagudos. El surco que rodea nuestra nariz se hace más profundo, así como el pliegue que existe entre el labio superior y las fosas nasales. Esto se debe, entre otras cosas, a la perdida de volumen de las estructuras óseas colindantes.
- Pérdida de elasticidad en la piel. Está relacionado con el déficit de proteínas como el colágeno y la elasticina que nuestro cuerpo ha dejado de producir. Por consiguiente, los tejidos tienden a caerse por el efecto de la gravedad, y no volver a su estado original, debido a la pérdida de elasticidad. Si nos fijamos, algunas de las arrugas más pronunciadas que tenemos son líneas de expresión. Son, por ejemplo, las que aparecen en la frente, o en el contorno del ojo. Obedecen a gestos involuntarios que realizamos millones de veces a lo largo del día y que al encontrarse la piel menos tersa no regresan a su posición original.
Estas manifestaciones, como pasa con tantas otras, son inevitables. Corresponden al trascurso natural de la vida. Por mucho que nos empeñemos, con 60 años nunca vamos a tener el rostro de una chica de 20. Lo que si podemos hacer mediante determinadas terapias es atenuar los efectos del paso del tiempo. Te comentamos algunas de estas, no invasivas.
Infiltraciones de colágeno.
Estas infiltraciones se realizan mediante pequeñas inyecciones en áreas específicas del rostro. El procedimiento es relativamente rápido y sencillo. Primero, se limpia y desinfecta la piel. Y luego, se utiliza una aguja fina para inyectar el colágeno en las zonas seleccionadas, como arrugas, líneas de expresión o áreas con pérdida de volumen. Puede aplicarse anestesia local para minimizar cualquier molestia.
Las infiltraciones de colágeno suavizan y rellenan las arrugas, proporcionando una apariencia más juvenil. Además, mejoran la textura de la piel, hidratándola y otorgándole luminosidad.
Los resultados suelen ser visibles de manera inmediata. La duración de los efectos varía dependiendo de la persona, pero generalmente se recomienda repetir el tratamiento cada cierto tiempo.
Tratamiento de ácido hialurónico.
La revista médica Top Doctors informa que el ácido hialurónico se ha convertido en una de las opciones más solicitadas para rellenar las arrugas faciales, perfilar los labios o corregir las ojeras. Además de eso, se utiliza para:
- Perfilar el contorno facial: Se aplica en zonas estratégicas para mejorar la definición y contorno de pómulos, mentón y mandíbula, creando un aspecto más armonioso y definido.
- Rejuvenecimiento de manos: Se utiliza para hidratar y rejuvenecer la apariencia de las manos, reduciendo arrugas, atenuando manchas y mejorando la calidad de la piel.
- Hidratación y revitalización cutánea: El ácido hialurónico se emplea para hidratar profundamente la piel, mejorando su textura, luminosidad y elasticidad.
- Corrección de ojeras y surcos naso genianos: Ayuda a disminuir las ojeras y los surcos que se forman entre la nariz y la boca, brindando un aspecto más descansado y rejuvenecido.
Normalmente, se aplica mediante infiltraciones, pequeñas inyecciones poco profundas en la piel. Al igual que el colágeno, sus efectos son casi inmediatos.
Radiofrecuencia.
Este tratamiento consiste en la aplicación de energía de radiofrecuencia, que genera calor controlado en las capas profundas de la piel.
La radiofrecuencia se realiza utilizando un dispositivo especializado que emite ondas de radio de alta frecuencia. Durante el tratamiento, se aplica un gel conductor en la piel y se mueve el aplicador del dispositivo sobre el área a tratar. Las ondas penetran en las capas dérmicas y sub dérmicas, calentando los tejidos y estimulando la producción de colágeno.
La radiofrecuencia se utiliza para tratar problemas estéticos, como la flacidez cutánea, las arrugas, las líneas de expresión y la celulitis. Es especialmente efectiva en áreas como el rostro, el cuello, el escote, los brazos y los muslos.
Los efectos son diversos. En primer lugar, el calentamiento de los tejidos promueve la contracción del colágeno existente, lo que genera una piel más firme y tensa. Estimula la producción de nuevo colágeno y elastina, que son fundamentales para la elasticidad y la juventud de la piel. Como resultado, la piel adquiere una apariencia más tersa, suave y rejuvenecida.
Además del efecto reafirmante, la radiofrecuencia mejora la circulación sanguínea y linfática, lo que contribuye a una mejor oxigenación y eliminación de toxinas en los tejidos. Esto puede ayudar a reducir la celulitis y mejorar la textura de la piel.
El tratamiento de radiofrecuencia es generalmente indoloro y no requiere tiempo de recuperación. Puede experimentarse una sensación de calor durante el procedimiento, pero es completamente tolerable y desaparece después de la sesión. Los resultados de la radiofrecuencia suelen ser visibles de manera gradual a medida que el colágeno se regenera. Se recomienda una serie de sesiones para obtener mejores resultados a largo plazo.
Microdermoabrasión.
La microdermoabrasión es otro tratamiento no invasivo utilizado en medicina estética para mejorar la apariencia de la piel. Consiste en la exfoliación suave y controlada de las capas externas mediante el uso de un dispositivo especializado.
Se realiza utilizando un aparato que emite cristales de óxido de aluminio o una punta con diamantes. Estos cristales se deslizan suavemente sobre la piel, eliminando las células muertas y las impurezas de la capa más externa.
Durante el tratamiento, se aplica una ligera succión que ayuda a retirar los residuos exfoliados y estimula la circulación sanguínea.
La microdermoabrasión se usa para tratar afecciones de la piel como el envejecimiento cutáneo, las líneas finas de arrugas, las manchas solares, la hiperpigmentación, los poros dilatados y las cicatrices superficiales del acné
Es un procedimiento seguro y suave. No requiere anestesia ni tiempo de recuperación. Para obtener unos resultados óptimos se aplican varias sesiones espaciadas en el tiempo.
Como hemos visto, para atenuar los signos del envejecimiento cutáneo se emplean terapias no invasivas, seguras y con un éxito notable.